Reflexión- La expulsión de lo distinto
Mas allá de escribir de deporte, entrenamiento y datos; aprovecho el blog para resumir, citar, y reflexionar sobre frases, libros, que voy leyendo y que a lo largo de la preparación de cualquier carrera, objetivo deportivo, personal, laboral,... me veo reflejado e identificado con ellos. Imagino que en cada momento o fase de la vida tendemos a leer sobre una temática u otra, y que por ello nos sesgamos y entramos en una rueda, positiva o negativa, cuya repetición marca cómo los afrontamos.
En esta publicación escribiré varias frases del libro de Byung-Chel Han "La expulsión de lo distinto"; que refleja puntos de vista sociales, personales, y de cierta autocrítica. En mi caso, en la situación en la que me encuentro la mayoría de las veces pueden extrapolarse a una connotación deportiva o enfocada al entrenamiento y el rendimiento; pero sin dejar de lado el resto de facetas. En ocasiones pienso que soy un exagerado y que todo lo resumo a lo mismo; pero como comentaban en el primer post del blog, el deporte, correr en este caso, nos ha dado más de lo que nos ha quitado, y por ello tiene gran relevancia en mi día a día, en la (in)estabilidad a lo largo de las 24 horas.
Para que su lectura sea más sencilla, enumeraré los extractos; e imagino que o soy el único "tarado" en esto, o que más de una persona se verá reflejada con alguno de los textos. Espero que os gusten, y que sobre todo os haga reflexionar y os ayuden:
- A través de unos canales imaginarios levanta unas inmunidades para alcanzar una identidad que otorga sentido. El miedo por sí mismo hace que inconscientemente se provoque la nostalgia de un enemigo. El enemigo es, aunque de forma imaginaria, un proveedor de identidad: el enemigo es nuestra propia pregunta como figura. Por este motivo tengo que confrontarme con él combatiendo, para así obtener mi medida propia, mi frontera propia, mi figura propia. Lo imaginario compensa una carencia en la realidad.
- Ser auténtico significa haberse liberado de pautas de expresión y de conducta preconfiguradas e impuestas desde fuera. De ella viene el imperativo de ser igual solo a sí mismo, de definirse únicamente por sí mismo, es más, de ser autor y creador de sí mismo.
- El imperativo de autenticidad desarrolla una obligación para consigo mismo, una coerción a cuestionarse permanentemente a sí mismo, a vigilarse a sí mismo, a estar al acecho de sí mismo, a asediarse a sí mismo. El imperativo de autenticidad fuerza al yo a producirse a sí mismo.
- El eros es lo único que da vida al organismo. Eso se puede decir también de la sociedad. El narcisismo exagerado la desestabiliza. Esa falta de autoestima apunta a una crisis general de gratificación en nuestra sociedad. Yo no puedo producir por mi mismo el sentimiento de autoestima. En efecto, el otro me resulta imprescindible en cuanto instancia de gratificación que me ama, me encomia, me reconoce y me aprecia. Para una autoestima estable me resulta imprescindible la noción de que soy importante para otros, que hay otros que me aman. Esa noción podrá ser difusa, pero es indispensable para la sensación de ser importante.
- Hoy está surgiendo una nueva forma de alienación. Se trata de una alienación autodestructiva, de una alienación de sí mismo. Esta alienación se produce justamente en el curso de los procesos de autooptimización y autorrealización. En el momento en el que el sujeto se siente forzado a aportar rendimientos se percibe a sí mismo--por ejemplo a su propio cuerpo--como un objeto funcional que hay que optimizar, entonces se va alienando progresivamente de él.
- Lo bello solo se muestra a la mirada larga y contemplativa. Cuando el sujeto de la acción se retira, cuando se vence su ciego apremio al objeto, las cosas recuperan su alteridad, su extrañeza, su misterio. El arte tiene su hogar en lo inhóspito. A la poesía le es inherente una oscuridad.
- De la percepción y comunicación actuales desaparece cada vez más el prójimo que tenemos enfrente, por cuanto él representa la presencia del otro. El prójimo que tenemos enfrente se degrada cada vez más a mero espejo en el cual uno se refleja. Toda la atención se centra en el ego. La atención se pone al servicio de una autoprotección. Hoy competimos despiadadamente por la atención. Somos, los unos para los otros, escaparates que pugnan por acaparar la atención.
- Ser sí mismo no significa simplemente ser libre. El yo es también una carga y un peso. Ser sí mismo significa estar cargado consigo mismo. El pronombre reflexivo "sí" significa que el yo está encadenado a un doble gravoso y pesado, que el yo está cargado con un peso, con un sobrepeso del cual no puede librarse durante todo el tiempo de su existencia. Esta constitución existencial se expresa como "fatiga". La fatiga de ser sí mismo.
- "Poder" es el verbo modal del yo por excelencia. Esa totalización de la capacidad a la que hoy fuerzan las relaciones neoliberales de producción vuelven al yo ciego para el otro. Conducen a una expulsión del yo. El "poder no poder" se expresa como una fatiga distinta, como una fatiga para el otro. Ya no es una fatiga del yo. Es la laxitud que designa una pasividad residual que es reacia a toda iniciativa del yo. Introduce el tiempo del otro. La fatiga por el contrario surge del tiempo del sí mismo. Soy débil frente al otro, soy débil para el otro. En esta debilidad metafísica del "poder no poder" se despiertan unas ansias y un deseo del otro.
- Incluso aunque el sujeto tenga satisfechas todas las necesidades sigue en busca del otro. Las necesidades se refieren al yo, mientras que la órbita del deseo queda fuera del yo. El eros es lo único que está en condiciones de liberar al yo de la depresión, de quedarse enredado en sí mismo de manera narcisista. El eros que me arranca de mi mismo y me embelesa con el otro llevándome a él es lo único que puede vencer la depresión.
- Hoy oímos muchas cosa pero perdemos la capacidad de escuchar a otros y de atender a su lenguaje y a su sufrimiento. Hoy, de alguna manera, cada uno se queda a solas con sus sufrimientos y sus miedos. El sufrimiento se privatiza y se individualiza, pasando a ser objeto de una terapia que trata de curar el yo y su psique. Todo el mundo se avergüenza, pero cada uno se culpa a sí mismo de sus insuficiencias. No se establece ningún enlace entre mi sufrimiento y tu sufrimiento. Se pasa por alto la sociabilidad del sufrimiento.
Gracias por compartir Víctor. Ya me has creado una necesidad de leer otro libro jajaja.
ResponderEliminarjajaja por suerte este creo que no pasa de 100 paginas :)) graciaaas a tiii!!
Eliminar