Road to Valencia-Semana 2

La segunda semana de preparación específica para la maratón de Valencia, una segunda semana de carga aprovechando los últimos días de vacaciones; por lo que tras una semana se transición, sumo dos de carga acumulando mucha bicicleta y carrera a pie. Es lo bueno de dormir-comer-entrenar; y así día tras día durante 15 días. 

Cómo no, también hay tiempo de lectura y reflexión, y por ello quiero compartir un breve extracto de un artículo de opinión de hace unos días. 

"Como recordarán, Dédalo, el padre de Ícaro, fabricó para ambos unas grandes alas de pájaro que les permitieron volar y huir. Dédalo le advirtió del peligro de elevarse demasiado porque el sol derretiría la cera que utilizó para adherir las alas. Ícaro desobedeció y acabó ahogado en el Egeo". 

Esta vieja leyenda debería servir para prevenir de lo que llaman el síndrome de Ícaro. Estas personas tienden a ignorar las advertencias y a subestimar los riesgos en un afán de conseguir metas cada vez más ambiciosas. 

El fenómeno de este tipo de comportamiento no obedece solo a una ambición desmedida, sino que se trata de una combinación de factores psicológicos que incluyen una confianza excesiva en las propias capacidades, una necesidad compulsiva de ponerse al límite y un miedo que hay que superar. 

Paradójicamente, el seguro de vida de este tipo de personas, véase, la confianza que tienen en sí mismos, o la falta de ésta, es al mismo tiempo su peor enemigo; porque entre confianza e imprudencia no hay más que una fina línea.

La gran mayoría no son más que fachada. Entran en este grupo las personas dispuestas a llegar al límite por un afán (equivocado o no) de superación, de autocumplimiento o autocreación, como un escultor esculpe su obra, o un pintor enmarca su más bello lienzo; pero también aquellos que lo hacen para que la gente los admire aunque sea por hacer algo banal, superficial.

Ocurre de igual manera en una sociedad como la nuestra, en la que se valora la autosuperación, la competitividad, y también el exhibicionismo. Se permite que todos estos Ícaros vuelen hacia el sol con sus alas de cera, derritiéndose con cada aleteo, y siendo conscientes de que no llegarán a buen puerto. Pero da igual, todo sea por el fugaz viaje, el fugaz volar, sobrevolar mejor dicho, por encima de todo lo demás. Dejando tras de sí un bonito cadáver. Admirable, o despreciable.

Y es que en este tipo de semanas de entrenamiento, en las que encadenas todo sin mayor problema, uno se siente bien; fuerte y confiado. Descansas bien, los ritmos salen, lo fácil es fácil y lo difícil no lo parece tanto. Es en estos momentos cuando sale el Ícaro que cada uno lleva dentro. Crees que puedes con todo, que puedes volar y que nada te frena. Pero esto es una carrera de fondo, y no buscamos fuegos de artificio. Soy consciente de que la anterior preparación de maratón fui un Ícaro constante e (in)consciente. Me quería demostrar a mí mismo, y por qué no decirlo, a los demás también, que podía lograrlo. Pero como la mayoría de las veces, estamos cegados y vemos sólo lo que queremos; sin reparar más allá y pensar en las consecuencias.

Esta historia me ha hecho recordar a aquellos pensamientos de "grandeza", de ego y amor propio que suscita en un corredor sacar grandes entrenamientos, un "long run" a ritmo, una series que creías imposibles, una buena carrera...Por ello, creo que todo deportista tiene dentro de sí un Ícaro. Un demonio que tenemos que aprender a calmar, a canalizar y sacarle provecho; no dejar que nos hunda y nos derrita las alas; y utilizarlo para propulsarnos.

Somos Ícaro, porque somos capaces de volar, de sentir el "runners high", esa evasión completa de alma y cuerpo, ese estado de flow que nos invita a seguir; a no renunciar. Pero que su doble filo puede cortar y hacer que cese el aleteo y comience un descenso agónico al vació, un lento o rápido declive. Todo en función de lo alto que estuviéramos antes de que nuestras alas se derritieran por completo.

Con esto, los números de esta segunda semana de cara al maratón de Valencia son los siguientes, números no habituales en una semana normal, pero acabando un bloque de carga aprovechando las vacaciones veraniegas.

Destaco una sesión de series de 3000m, y una de series cortas, 400m. Especialmente contento con esta ya que me cuesta mucho sacar ritmos por debajo de 3´/km en las series cortas; será que no tengo motor para ello, no soy muy gasolina...pero esta vez tras un buen calentamiento salieron. Esto me da confianza de cara a lo que viene, ya que la base parece ser mejor que la vez anterior; las sensaciones por lo menos sí lo son. A todo esto, el martes a las 19:30 (tarde-noche anterior a las series) corrí una carrera popular, Subida a Pico Navas (3,4km +250m, subir, tocar la cruz y bajar). Muy contento por por fin bajar de 20'; pero aún así cada año quedo más atrás en la clasificación; séptimo este año. Enhorabuena a Fabian Venero y José Antonio Bellido.

  • 123km de carrera a pie (+2500m)
  • 310km de bicicleta (+3500m)
  • 1 sesión de fuerza

En total han sido una vacaciones movidas, como buscábamos:

  • 927km totales
  • 46 horas de actividad
  • +12650m desnivel positivo
  • 243km carrera a pie (+4500m)
  • 685km bicicleta (+8000m)

Espero mantener un vuelo constante, poder planear y disfrutar del viento a favor.

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