Road to Valencia-Semana 7

La belleza y la estética son un símbolo en nuestro contexto sociocultural. Un símbolo que representa una valía, atractivo, deseabilidad, seguridad, definición, pertenencia..., y sí todas las personas tenemos una inclinación psicológica natural a desear esto. Es una forma de supervivencia y adaptación innegociable. Una forma de sortear el los obstáculos, de zig-zagear la "normalidad".

Implica un salto cualitativo en la construcción de la identidad personal, atravesar un periodo de crisis para asimilar e integrar todos los cambios bruscos que se van a producir.

El sentido de responsabilidad que cada uno de nosotros tiene para lo que nos propongamos contempla ambivalencias. La presión que nos imponemos y la búsqueda de un lugar donde podamos sentirnos felices. Un espacio profundo pero a veces forzado, un lugar que cada uno construye y que nos destroza. Hay que destruir ese lugar para volver a ser el niño que disfrutaba. No debemos magnificar el error de manera que se convierta en trauma; esto nos enseña a saber quien somos. 

Ya se que soy un idealista, pero debemos celebrar lo que nos une a la condición humana. Dar pasos al frente y decir: aquí estamos, persistentes, con la llama de Prometeo. Permanecer despiertos, apartarnos de esa maldad que produce el ego y congregarnos en una creación común en torno a un arte, en torno a nuestra persona. La tristeza me aplastó, pero hay dos opciones: volver o quedarse. En los peores momentos me sale algo de dentro, una rabia, un "yo puedo" de manera natural, y ahí se abre un universo.

No se muy bien que soy ni quien. Las personas somos como esos edificios que están derribando. Somos esos momentos donde no estamos aquí, sino en otro lugar, sin espacio ni tiempo ni textura. Fuera de todo. O quizás esos brevísimos momentos de iluminación donde por unos instantes sentimos que entendemos algo sagrado e indefinible. Posiblemente es todo eso lo que nos construye tras derribar el edificio: los momentos, los pasos adelante, los pasos atrás, la belleza, el dolor.

Y así están siendo las semanas, la preparación de cualquier objetivo tiene sus altos y sus bajos, más bien quien está al mando de luchar por el objetivo. La meta está ahí, inamovible; pero el camino hacia ella no siempre es una línea recta. Ya lo habréis vivido en vuestras carnes. Hay que lidiar con el misterio, con la incertidumbre y la duda; pero no es sencillo. No es mentalmente sencillo. Al menos no lo es para mí. Me encanta la certeza, la seguridad, no me gusta que me tiemble la voz, que me tiemblen las piernas. Quiero estar allá donde esté seguro de que daré el do de pecho, pero eso es imposible. Siempre está el demonio y el ángel, uno a cada lado. Un "yo puedo" y un "no pasa nada si no puedes". Además, creo que todo deportista es de difícil satisfacer; sí podemos ser conformistas, pero sólo cuando va nuestro lado. Si la cosa de tuerce, o si no da el fruto deseado, la inconformidad nos devora. Tener el foco pleno en el proceso, pensando que todo irá bien; ¿es una utopía? Puede ser, por lo menos pienso que no es realista. Son mil y uno los factores ajenos a nosotros que pueden desestabilizar la balanza, y no es cosa del azar, pero tampoco nos incumbe a nosotros al ciento por ciento. No debemos dejar que esto nos nuble la mirada, que nos haga no ver la meta. La meta estará ahí, y remaremos para alcanzarla, con corriente a favor o en contra, pero siempre con la atención de que el viento puede venir racheado y nos desvíe unos metros, teniendo que reconducir el camino. 

Recordad, el barco no se ha hundido, solo tendremos que remar un poco más, un poco más fuerte, con más intención y prestando más atención. Pero aún seremos capaces de seguir adelante.

Y es que en esta tercera semana consecutiva de competición, el objetivo era seguir con los entrenamientos enfocados en la ruta, dejando "de lado" el KB Beriain, ya que no era un objetivo personal, pero sí de club; el campeonato se jugaba en ese día. La semana comenzaba con una sesión de elíptica, que simula el gesto de carrera a pie pero limita el impacto, lo que permite que la sangre circule y la recuperación se acelere. Siempre a un pulso bajo de Z1. La sesión de fuerza semanal es indiscutible, tanto en periodo de pretemporada como durante la época competitiva, es un "must". No se puede decir que no a la fuerza. Y el resto de sesiones, destacaría un 5x2000m entre 3:15-3:20'/km; realizado a primera hora del jueves ya que aunque debería haber sido el miércoles, una complicación laboral me impidió realizarlo. El ritmo 3:15'/km lo voy asimilando muy muy bien, me da esperanza. Acabar esta sesión con sensación de poder hacer más es todo un incentivo para seguir, para que aunque el barco se tambaleara el día anterior, saber que he podido remar contracorriente. El otro entrenamiento a destacar fue el sábado, día previo a la carrera, con un "long run" de 30km a 3:59/km, con un pulso en Z1-Z2 bajo muy muy cómodo. ¿ Que no es lo ideal antes de una carrera? En efecto. Pero para paradoja, el domingo, ya en Uharte-Arakil y tras un extenso calentamiento de 9,5km, pistoletazo de salida y para arriba, todo para arriba, 5km +1000m. 45'28", MMP en este vertical mejorando mi tiempo 35". No me lo creo en el momento. Logro un octavo puesto, modesto, muy modesto, lejos del pódium; pero satisfecho. Feliz además por el equipo, convirtiéndonos en campeones del País Vasco de Kilómetro Vertical. Objetivo cumplido. Tras la tertulia y el ejemplar postcarrera, llego a casa y me dedico a salir a rodar, en principio sin miras de nada, sólo por sensaciones a ver qué tal se mueven las piernas. Para mi asombro, 15km a 4:00'/km todo en Z1 de pulso y unas sensaciones bárbaras. No suele ser lo habitual, pero ese día me siento positivo, siento que he dado un paso adelante. Me siento capaz.

Para quien busque los datos, y no la filosofía del texto; personalmente soy más de la filosofía que del dato; y me apasiona el dato, pero el enfoque es lo que cuenta:

  • 162 km de carrera a pie (+2000m) de estos 22km en la elíptica limitando el impacto
  • 50km de bicicleta sólo para desplazamientos
  • 1 sesión de fuerza de miembro inferior y una de CORE y algo de miembro superior

Nunca he dicho que fuera fácil, La vida es compleja, contradictoria, burlona. Es sobre todo, indomable e irreductible. Intentar simplificarla y encerrarla dentro de una cómoda cajita es caer en el dogma y el error. Nunca he dicho que la realidad fuera fácil; y ante los grandes y nuevos retos de la vida tendremos que pensar, y probar, equivocarnos y rectificar. Esta semana he sabido rectificar; y es con lo que me quedo. Espero que ese pensamiento me inunde la cabeza más a menudo, no me nuble la vista y me permita seguir adelante consciente de lo que quiero llegar a ser, a como quiero llegar a sentirme.

Gracias lectores una vez más, no sabéis como valoro vuestras aportaciones.

Comentarios

  1. Gracias por la ya siempre esperada crónica semanal en la que siempre nos muestras cosas nuevas. Ser flexible y adaptarse a las circunstancias es una gran y necesaria virtud. Sigue así Víctor!

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    1. Muchas gracias! me alegro mucho que os esté gustando; es algo que me llena mucho ;)

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  2. Muy bueno Víctor! Te animo a que en algún blog nos hables de lo q come una bestia como tú para poder asimilar tantos entrenamientos sin caer en sobre entrenamiento, un poco tu filosofía y algún ejemplo. Gracias !

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    1. Gracias por la recomendación, lo dejo anotado y lo haré claro que sí!! Gracias!!!

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